Las relaciones entre Argentina y Uruguay continúan de mal en peor. El último episodio de este conflicto explotó tras la decisión de Argentina, a fines de octubre de 2013, de prohibir el transbordo de sus exportaciones a través de los puertos uruguayos.
La prohibición de Argentina es un golpe para el desarrollo de Montevideo como hub preferido de transbordo regional de contenedores y para el puerto de Nueva Palmira como el principal punto para las cargas de Paraguay y Bolivia, como también del interior de Argentina y Brasil.
El ministro de Obras Públicas y Transporte uruguayo fue a Asunción a fines de diciembre en un intento para atraer carga paraguaya. El objetivo principal es promover el transbordo de contenedores de exportación/importación paraguayos en el puerto de Montevideo e incrementar el uso de Nueva Palmira para el almacenamiento de granos.
Aunque la alternativa paraguaya podría añadir un poco de carga a los puertos de Montevideo y Nueva Palmira, no va a ser, sin embargo, un sustituto de las operaciones argentinas.
En la cumbre del Mercosur, el objetivo del presidente Mujica es firmar un acuerdo bilateral sobre transporte de carga con Argentina, lo que permitiría levantar la prohibición de las exportaciones argentinas de transbordo en puertos uruguayos.
Sin embargo, la meta de Uruguay es transformarse en el jugador de logística más importante en la cuenca del Río de la Plata. Los planes para construir una instalación de un megapuerto de aguas profundas en la costa atlántica, lo que requeriría alrededor de US$ 1.000 millones de inversión, parecen avanzar.
En la última reunión de noviembre entre Mujica y su par brasileña, Dilma Rousseff, ambos presidentes coincidieron en que el proyecto se presentaría conjuntamente por al Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM) en marzo de 2014, con el fin de obtener un préstamo para financiar su construcción.