
Corredor Bioceánico Vial
El megaproyecto de infraestructura Corredor Bioceánico Vial avanza a toda marcha para interconectar con una red de carreteras y puentes a Brasil, Argentina, Chile y Paraguay, y competir con el Canal de Panamá para transitar mercancías en ambas direcciones de los océanos Pacífico y Atlántico en Sudamérica.
Los cuatro países involucrados coordinan para agilizar las obras de carreteras y puentes en más de 2.290 kilómetros para conectar el puerto de Coquimbo en Chile, con Porto Alegre en Brasil. El corredor pasará por ocho puntos fronterizos y se espera que esté concluido el 2026.
La obra, que se gestó bajo la Declaración de Asunción firmada por los cuatro países en 2015, tiene un costo estimado de 10.000 millones de dólares, según proyecciones de los involucrados.
Con esta obra, la más ambiciosa de Latinoamérica, los socios buscan captar hasta un 40% del movimiento que fluye en la actualidad por el Canal de Panamá, que los países del Cono Sur se ven obligados a utilizar para transitar con sus mercancías por las vías interoceánicas. Es considerada “estratégica” al abrir una puerta de salida al océano Pacífico para los países de la vertiente atlántica que aspiran a los mercados de Asia.
Los cuatro gobiernos involucrados en este proyecto esperan impulsar su crecimiento y potenciar el desarrollo en las
regiones donde pasa la red de carreteras que se interconectan con puntos estratégicos productivos.
Aún existen importantes desafíos, como actualizar los sistemas aduaneros, tanto en facilitación de procesos para el tránsito de mercancías, así como “impulsar las innovaciones tecnológicas”, garantizar las medidas de seguridad y destrabar cualquier inconveniente de logística.
La creación de este corredor se planteó desde un principio el 2015 como alternativa al paso del Canal de Panamá, que entró en funcionamiento en 1914 y acorta el camino entre los dos océanos, en una ruta de 80 kilómetros que demora cruzar entre 8 y 10 horas para barcos de gran calado, gracias a un sistema de esclusas alimentadas con agua dulce.
Los navíos también deben esperar el turno que, según la autoridad portuaria panameña, tarda entre tres y cuatro días desde 2024, cuando se logró normalizar las operaciones después de una severa sequía de casi dos años.
Actualmente el Canal de Panamá tiene capacidad para mover unos 36 barcos por día de un océano a otro.